domingo, 22 de noviembre de 2009

Estigmas


Los estigmas son marcas que cada uno lleva como un recordatorio de lo que vivió.
Los hay de dos tipos: los superficiales, que todo el mundo puede apreciar; y los internos, que a veces ni uno mismo logra conocer.
Yo poseo ambos.
Los exteriores aparecen de vez en cuando, como una somatización de mis pensamientos en mi piel. Duelen, arden, queman, me averguenzan. Me consumen viva provocando que la gente me mire con asombro, curiosidad o desprecio.
Estos estigmas me generan nuevos. A veces más sobre mis tejidos, pero siempre sobre mi alma.
Las heridas internas son las secretas, las que nadie conoce y las que yo tengo miedo de descubrir.
Creo que si se pudiera sacar fotografías a las cosas etéreas, mi ser aparecería bañado en sangre con tajos y cortes pronunciados que la vida le dejó como souvenir.
Hay curas para el cuerpo, ¿pero las hay para el alma? ¿Cómo sabemos si realmente sanó, cuando no la podemos ver?
Son preguntas sin respuestas aparentes que solo al encontrar el equilibrio podremos saber si realmente logramos descifrar el enigma.

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