viernes, 15 de julio de 2011

Back to basics


Hace tanto que no le dedico un tiempito a esto, que ya ni me acuerdo de las cosas que escribí.
Lo que hoy me trae por acá es un tema ya habitual, la comida.
Después de casi un año sin pasarme, fui al médico, y él hizo lo que yo no quería. Me subió a la balanza, corrió las pesitas y me dijo: "Muy bien, pesas 59,5 kg... a ver, el año pasado, a esta altura, pesabas 53..." ESO ME MATÓ.
Yo sabía que estaba más gorda. De hecho, me siento más gorda (los jeans casi ni me entran), pero no pensé que fuese para tanto.
Dejé de fumar, eso quiere decir que mi ansiedad aumentó y que en vez de prender un cigarro, como una galletita o lo primero que encuentre. Ahora bien, ¿cómo se hace para poder hacer dieta así; muriéndome de ganas por ingerir algo por el simple hecho de necesitar algo en la boca? Sí, con manzanas quizá pueda ayudarme... pero una alacena llena de porquerías puede más.
Quiero hacer ejercicio, me falta motivación. Sé de donde viene mi desgano: del saber que no voy a poder volver a mis 53 a menos que me cosa la boca.
Me encuentro en una encrucijada, creo que ya se cuál va a ser mi decisión final: VOLVER CON LOS FANTASMAS...