lunes, 21 de diciembre de 2009
Tempestad
El cielo se nubla, y con ellas se aproxima una nueva tormenta, otra tempestad.
A muchas personas las aterra, a otras las deprime y a unas tantas les provoca melancolía. Yo creo que no entro en estos parámetros.
Las lluvias que hoy asechan son las mismas que siempre que las necesito están ahí para calmarme, para cuidarme, para enamorarme.
Sí, son los días que parecen noches los que me calman. Es el cielo cerrado que me cuida con su manto. Es la lluvia que moja mi piel la que me enamora.
Una sensación muy parecida a ésta es la que una persona me hace sentir. Una persona que apareció sorpresivamente como una nueva tormenta; que quizá pronto se vaya, dejando al descubierto brotes de bondad y afecto, y que yo seguiré esperando hasta la próxima temporadas de lluvias.
Durante los días soleados me sentaré, muy probablemente, a contemplar los vástagos de tu pasar; el olor a la tierra húmeda, el canto de las aves, y hasta un hermoso arco-iris desplegando majestuosidad en todo su arco.
También éstos pueden ser considerados días "lindos", solo para quienes se sienten a contemplarlos. Para mí, serán los eslabones de una nueva cadena que se cortará cuando alcance nuevamente mi liberación de amor, una nueva tempestad.
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