viernes, 1 de enero de 2010
A Gastón
Te veo, acostado en tu cama, con la mirada perdida en el techo de la habitación como quien quiere salir.
Hay un vacío intenso, un silencio cortante. Las horas pasan y vos seguís ahí, donde has estado por un largo rato o quizá por segundos; nunca lo voy a saber.
Te miro desde un rincón, desde el exterior de tu mundo. No logro encontrar la forma de entrar.
No hay ni puertas ni ventanas, solo ladrillos de angustias y tristezas apilados conformando las paredes que hoy te rodean.
Vos, inmóvil, me mirás casi como intentando huir. Sin embargo, no lo hacés.
Yo, desconcertada, te miro casi como intentando ayudar. Sin embargo, no puedo.
Hay un muro que nos impide conectarnos, tocarnos.
Ninguno sabe como destruirlo, pero sí sabemos como sobrepasarlo y quedar juntos en el exterior, en el amor.
¡Saltemos!
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