lunes, 29 de noviembre de 2010


En las tinieblas te encontré. A decir verdad, me encontraste.
Caminaba sin rumbo fijo, sin saber a dónde me dirigía. Iba con miedo. Con apuro para que nada me frenase. Caía y caía, me levantaba, pero sabiendo que siempre iba a volver a caer.
Llegó un punto en que no quise levantarme más, en que no quise pensar. En el cual los sentimiento no importaban, donde ni los llantos ni las risas tenían sentido alguno.
Ahí fue cuando te vi, vos siempre ahí. Al lado mío para evitar que me cayera. Me tomaste por sorpresa, desprevenida, y todo aquello que tenía olvidado, volvió a surgir.
Las ganas de levantarme, los llantos, las risas. La dirección...
¿Estás seguro que querés caminar conmigo? Va a ser el sendero más sinuoso de tu vida, y uno bastante difícil de llevar, con una guía que no sabe hacían dónde va pero que sigue un ritmo, que no para, solo acelera.
Nadie dijo que iba a ser fácil, nadie dijo que iba a ser juntos. Pero por algo estamos juntos, ¿será entonces fácil?
No lo sé. No quiero desperdiciar tiempo en esas preguntas sin sentido que me hace mi mente, solo quiero disfrutar del paisaje, de la compañía y del rumbo no fijo.

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