Un poco más de 1700 kilómetros me separan de vos.
Casi un día de viaje, casi una eternidad.
Más de una semana sin verte, tocarte, casi sin escucharte.
En este tiempo conocí la angustia, la soledad, el añoramiento. Pero también la esperanza, la ilusión, la fe.
Así pasan mis soles, en un intercambio de sensaciones, de pensamientos y de llantos.
Cuándo será el momento de que estos fantasmas desaparezcan para poder sentir solo paz, amor, tranquilidad... No lo sé...
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