miércoles, 28 de octubre de 2009

Princesa de un cuento no-nato


Este texto lo escribi en algun momento donde mi subconsiente me dijo: "expresa con palabras aquellas ideas que tenés dando vueltas"; y vaya a saber uno, terminó como un ensayo para la hora de Flisofia.

En el siguente ensayo, voy a pasar a explicar cómo la sociedad tiene influencia sobre el Hombre, sobre su conformación como persona.
Y qué mejor ejemplo de esto, que el de uno mismo.
La sociedad puede marcarte e incluso transformarte para toda tu vida; no solo culturalmente, sino también a nivel psicológico e incluso físico.
Obiamente esto en muchos casos beneficia a algunas personas. Pero no es mi caso. A mí, como a muchos otros, la sociedad nos excluyo, nos dejó afuera.
A continuación voy a contarles mi vivencia.
Hoy me siento un poco más liviana. Aún no sé bien ni los motivos de mi tristeza y mucho menos voy a conocer los de mi felicidad, o mejor dicho, trance.
Es una situación algo incómoda. Nunca sé cuándo me va a agarrar una depresión y cuándo voy a salir de la misma. Lo único que espero cada vez que mi trance aparece, es que se valla pronto y que me deje en paz de una buena vez por todas.
Las personas "normales", se asi se hacen llamar, no entienden a las personas como yo; nos tratan de enfermos, de paranoicos, de raros, y muchas otras formas más solo para recordarnos que no nos van a aceptar en su "clan".
Ahora bien, ¿no se dieron cuenta que Ustedes, tan superiores y perfectos, lavaron nuestra esencia con el fin de introducirnos en su sociedad para que luego nos excluyan y juzguen por ello? ¿Quién está más enfermos que quién?
No siempre estuve aca. Antes, mucho antes de perder mi YO verdadero, me creía parte de un grupo de personas con las cuales compartía sueños utópicos de mi mundo, de nuestro mundo. Un grupo de personas, las cuales nunca me abandonarían.
Pero como siempre, alguien sale perdiendo. Y en el juego de la vida me tocó perder a mí.
¿Perder? Sí, eso pensé en un principio pero hoy por hoy, creo que salí ganando ya que comprendí en quiénes confiar y en quiénes no. Conocí cuáles eran realmente mis aspiraciones, qué quería de mí y para mí.
Sí, la sociedad me marcó de una manera muy dura, aún hoy siento sus manos posándose sobre mí, sobre mi persona. Aún hoy siento escalofrios y asco de ella, a veces hubiera preferido no haber tenido que enfrentarla nunca. Sin embargo, ella se apoderó de mí, y no solo me alejó de mis metas, sino también de mis afectos y amistades.
Hasta el día de hoy estos fantasmas me persiguen y cada tanto, hacen que me tropiece muy fuerte pero también, es a ellos a quienes debo mi gratitud: siempre me recuerdan quién soy y me hacen sentir que estoy viva.
Yo me dejé maltratar y moldear a su placer, hasta que dije basta. Yo soy dueña de mi cuerpo, de mi mente, de mi Persona, y nunca más voy a dejar que nadie me use y abuse de mí.
Retomando la idea inicial, la sociedad como hoy la conocemos, es un arma de doble filo.
Si la sabes usar, podría ayudarte a completar todos tus sueños y aspiraciones.
Si no la sabes usar, todos los que la conforman estarán en tu contra y serás condenado por los mismos que alguna vez te cobijaron.
Y si dejás que ella te use, perderás lo único que es tuyo, eso que no se compra pero que aún asi se puede vender: tu amor propio, tu persona.

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